Un domingo desperdiciado. Zábita nedele. Drahomíra Vihanová. estrellamillansajuan.es

UN DOMINGO DESPERDICIADO (Zabitá neděle, 1969) de Drahomíra Vihanová

Disidencia y represión. Un domingo desperdiciado.

Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle) fue presentada en la pasada SEMINCI dentro de la sección Memoria y Utopía. Primera oportunidad para ver la ópera prima de la directora Drahomíra Vihanová (1930-2017) en lo que supone el redescubrimiento de esta obra prohibida en su tiempo por la represión de la Unión soviética a Checoslovaquia en 1969. Está distribuida en España por LOST & FOUND, que la hará llegar a las filmotecas y salas españolas a partir de diciembre como parte de la organización del ciclo titulado Cine checo de los sesenta: más allá de la nueva ola.

Tras los sucesos de la Primavera de Praga la cinta fue secuestrada y la carrera de Vihanová relegada de la ficción, que sólo pudo retomar veinte años después con la llegada del movimiento pacífico llamado la Revolución de terciopelo. Una de tantas carreras femeninas truncadas o reprimidas por razones políticas en los países satélites del Este como la de Věra Chytilová, Márta Mészáros o Binka Zhelyazkova, vistas como subversivas a ojos de los gobiernos o la Unión Soviética.

Este cine disidente femenino está enclavado en la Nueva ola checoslovaca (Nová Vlna), aquel movimiento rupturista que armó un lenguaje narrativo de vanguardia afín al francés y otros países que fueron simultáneamente permeándose de los aires de cambio en esta innovadora etapa de la historia del cine. Drahomíra Vihanová, como Miloš Forman, Jiří Menzel, Jan Němec o Věra Chytilová conformaron el grupo más destacado de la edad de oro del cine checoslovaco, aquella fulgurante y a la vez efímera iniciativa cultural sofocada por la invasión soviética.

Cartel de Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

 

Antes de esta película, la directora, frustrada en su carrera de piano, se volcó en un documental de aire vanguardista e innovador en 1965 llamado Fuga en teclas negras (también presente en el ciclo checo anteriormente citado), donde plasmó el incipiente movimiento antirracista con la historia de un inmigrante africano que intenta desarrollar su carrera como pianista en Praga, mientras se queja de su melancolía y falta de adaptación al país antes de que le llegue la noticia del asesinato de su familia en  medio de la guerra civil que azota su país.

Tema que indica una de las preocupaciones incipientes en el cine de los sesenta tal como lo haría Ousmane Sembène en La noir de… un año después y enmarcado paralelamente a los movimientos estadounidenses sobre derechos humanos en torno a la discriminación, segregación racial y la eliminación de las Jim Craw Laws en 1965.

La directora quedaría reducida a la realización de algún pequeño documental y tráilers de películas extranjeras.

El éxito de esta película realizada durante su etapa de estudiante la llevó a recibir la oferta de rodar Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). La historia, basada en un libro, se centra en la aciaga vida laboral de Arnošt, un oficial destinado en un puesto para mantener la seguridad de Josefov.

El rodaje no estuvo exento de problemática, pues comenzó durante la Primavera de Praga, viéndose sacudido por la abrupta entrada de las tropas rusas a la ciudad. Interrumpido y sin visos de continuidad por la nueva realidad política, sin embargo, casi un año después se reanudó en unos meses de mayor flexibilidad que favorecieron su culminación, aunque finalmente nunca llegara a estrenarse hasta 1989. La directora quedaría reducida a la realización de algún pequeño documental y tráilers de películas extranjeras en esos años.

Arnošt y su antigua novia hablando en el entierro de la madre. Ruptura definitiva. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

Arnošt y su antigua novia hablando en el entierro de la madre. Ruptura definitiva. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

Ventanas del edificio de seguridad militar deterioradas. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

El aire disonante de esta cinta refleja de forma surrealista y metafórica la negra realidad política checoslovaca que languidecía y que le costó su carrera a la cineasta. Ya nos da información visual al inicio de la precariedad de la arquitectura donde viven los soldados y oficiales con planos consecutivos de ventanas que van deteriorándose con cristales rotos, paredes descascarilladas y un progresivo cierre de las mismas hasta dejarlas tapiadas del todo. Imagen de la incomunicación, aislamiento de unos militares inservibles para la sociedad que se apagan cada día dentro de sus muros, especialmente un domingo por la mañana.

El comandante acude al entierro de su madre en su pueblo natal, encontrándose con su antigua novia que le rechaza y por la que vemos que guarda aún un gran sentimiento. Vihanová plantea una puesta en escena un tanto tétrica con una cruz del cementerio entre los dos cuando conversan, evidenciando una relación muerta, pasando después a un plano de esencia más onírica con el militar que se aleja en solitario destacando sobre un trigal.

Arnošt solitario en el trigal después de romper su novia definitivamente la relación. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

El desarrollo de la película está marcado por una narración a saltos temporales, con quiebros narrativos, fotogramas congelados y la inclusión de carteles con frases bíblicas y de obediencia militar entre medias que le aportan un aire vanguardista próximo al cine de Jean-Luc Godard y la Nouvelle vague. La realizadora crea una puesta en escena con planos en contrapicado, abundancia de imágenes con esencia surrealista que simulan el estado alterado del protagonista sumido en una desolación que va in crescendo.

El recuerdo de una vida pasada amorosa, una carta arrugada que aclara el motivo de la ruptura amorosa en un armario caótico y una habitación en el cuartel desvencijada no hacen sino exponer la imagen plástica del deterioro moral y la depresión de Arnošt. La imagen de él, recién levantado un domingo resacoso y sin perspectiva, tumbado en su cama bajo una diana a modo de “decoración”, aporta mucha información sobre la personalidad del comandante.

El oficial Arnošt recién levantado en su cama después de una resaca. Diana como decoración en la pared. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

El oficial Arnošt recién levantado en su cama después de una resaca. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

Arnošt mirando y limipando su pistola. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

Limpiar la pistola, recordar clases de tiro, apuntar a un gato, matar ratas en el sótano de la instalación son las actividades cotidianas mientras también recuerda las numerosas fiestas y relaciones con prostitutas con la compañía de un amigo. El tono nos conduce hacia la vacuidad, el nihilismo, la nula proyección de unos militares abatidos, que apenas comen y carecen de dinero. Visión de una estructura militar inocua entrelazada con planos irreverentes de desnudos, simulación de ahorcamiento en un almacén o ejercicios de puntería con disparos a modo de diversión entre tanto aburrimiento y recuerdo de disciplina militar inexistente, con superiores desaparecidos.

Espectáculo visual y conceptual imposible de digerir por un gobierno intervenido que pospondría su visionado, al que molestaría también la alusión en una charla inventada sobre las armas de destrucción masiva y la impasibilidad ante la posible destrucción masiva cuestionada incluso desde dentro de la jerarquía militar.

Aprecio una concomitancia y guiño a la rebelde e influyente Las margaritas (1966) de Chytilová, con la inclusión del episodio de las desafiantes chicas “espías” que toman el sol semidesnudas en territorio militar y que son requeridas para amonestarlas al cuartel. Una situación bochornosa y desobediente para el militar que es reprendido por ellas y que se muestra incapaz de redactar un informe cegado por la sensualidad de la pareja.

Aguantando las bromas hacia su persona jugando con el lenguaje cuando les dice que no tiene un bolígrafo para que firmen el protocolo, mofándose en la alusión a su miembro. Una actitud que evidencia la inoperancia de un sistema caduco representado por este comandante infalible en el campo de tiro y “derrotado” por dos mujeres que le desprecian.

Chicas que recuerdan en su actitud y desobediencia a las de Las margaritas de Chytilová. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

El desarrollo de la historia va degenerando hacia la violencia verbal, una nueva borrachera, la imaginación de una boda con la camarera del bar que frecuenta, la visión constante de ancianos grotescos que avisan del paso del tiempo y la frustración que estalla trágicamente al llegar a su habitación. Relato del desconsuelo, la futilidad, la desesperación entre cuatro paredes.

El desarme existencial de una vida vacía, dirigida en un espacio representado como anacrónico, desubicado en un caluroso y angustiante verano en el que unos toman el sol, ajenos al lado del campo de tiro, mientras otros se adormecen acudiendo sin remedio a lo que han sido instruidos entre consignas pintadas en las paredes como: “Olvidad lo que habéis visto y oído. ¡Silencio!

Máscara en escena onírica de recuerdo de fiesta con cara de anciano. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

Máscara en escena onírica de recuerdo de fiesta con cara de anciano. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

El comandante y un superior siguiendo normas e instrucciones. Pared pintada con normativa a cumplir. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

El comandante y un superior siguiendo normas e instrucciones. Pared pintada con normativa a cumplir. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

Compañero de Arnošt fingiendo colgarse en un momento de diversión en el almacén de material del cuartel. Fotograma congelado. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

Compañero de Arnost fingiendo colgarse en un momento de diversión en el almacén de material del cuartel. Fotograma cpngelado. Un domingo desperdiciado (Zabitá neděle). Drahomíra Vihanová.

Zabita nedele 8.1

 

Estrella Millán Sanjuán.

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