Imagen demolición de convento. Nuestra Señora del PIlar. Cruzadas evangélicas. Els Buits. estrellamillansanjuan.es

ELS BUITS (2023). Sofía Esteve, Marina Freixa Roca, Isa Luengo. Mostra Internacional de Films de Dones Barcelona (MIFDB)

Published On: mayo 20, 2024Por Categorías: Cine contemporáneo, Cine español, Directoras

Els Buits. Cárceles femeninas disfrazadas.

Els Buits forma parte del programa que arranca mañana, 21 de mayo, la 32ª MIFDB (Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona) dedicada a promover la obra de mujeres disidente y feminista para colaborar en la recuperación, expansión y reconocimiento del cine femenino de ayer y de hoy. La inauguración será acogida mañana en la Filmoteca de Catalunya con la película peruana Antuca (1992) de María Barea y Els Buits lo hará dentro del programa Cinema fora de lloc destinado a proyecciones al aire libre ocupando el espacio público en distintas plazas de Barcelona. Este cortometraje de 19 min. (ganador  de  la Biznaga de plata al mejor cortometraje documental en el pasado Festival de Málaga) será proyectado el próximo 26 de mayo en la histórica Plaza Salvador Seguí a las 21.45 h.
Esta interesante película induce al acercamiento a acontecimientos con menor difusión o que no han tenido la repercusión mediática suficiente a pesar de la dilatación de la represión mantenida sobre la mujer en la dictadura española a través de un organismo escasamente conocido. Que existió todo un entramado de férreo e implacable control hacia el género femenino como consecuencia y al amparo del régimen franquista es ampliamente sabido y estudiado. Pero que existió una institución disciplinaria ligada al Ministerio de Justicia –la más longeva de todas– llamada Patronato de protección a la Mujer no lo resulta tanto, ya que resuenan más los ecos de la Sección Femenina y su adoctrinamiento para construir mujeres abnegadas, pasivas, que obrasen bajo un sometimiento patriarcal y siguieran un modelo único de mujer enmarcada en el ámbito doméstico que traspasaría a las siguientes generaciones.
Foto del archivo en la página de la Consejería de Turismo, cultura y deporte. Junta de Andalucía. Internas de un centro de Sevilla. Els Buits.

Foto del archivo en la página de la Consejería de Turismo, cultura y deporte. Junta de Andalucía. Internas de un centro de Sevilla.

Esos reformatorios que están en nuestros recuerdos provenían de un sistema mucho más organizado de lo que se cree y sí, existió ese Patronato –con vigencia desde 1941 hasta 1984, bien entrada la democracia– que demolió el espíritu de su predecesor en la II República, al que no cambiaron el nombre en la dictadura paradójicamente. Un régimen en el que esa “protección” viraba hacia otra dirección subvirtiéndola y aliándose en connivencia con la Iglesia Católica bajo lo que se denominó el nacionalcatolicismo. Eran en realidad cárceles de mujeres que no habían cometido un delito disfrazadas de centros religiosos destinados a enderezarlas, sometiéndolas a una estricta obediencia, a la moralidad y a trabajos redentores sin remuneración para el exterior. En ese sentido recuerda a la película Las hermanas de la Magdalena (2002), donde las chicas expiaban sus pecados dejándose las manos como lavanderas en Irlanda siendo sometidas a abusos en ese convento.

En este documental catalán, Els Buits (Los vacíos), afloran en la voz de Mariona Roca –la madre de una de las directoras, de la que conocemos una parte de su juventud cuando fue encerrada en 1969 en el reformatorio de Madrid de las Monjas Adoratrices– los años de dominación y disciplina sobre miles de chicas consideradas “descarriadas”. Como ella muchas décadas antes, otras jóvenes eran arrestadas por la Guardia Civil tras haber sido denunciadas por su conducta “libertina” (que se separaba del orden establecido) por su entorno, sus mismos padres o las “celadoras” de la moral vigilante. Mujeres que vigilaban las zonas “calientes”, una figura habitual del Patronato que supervisaba el orden moral y que “limpiaban” las calles también de prostitutas que no tenían otra salida (sólo se admitía la prostitución en burdeles autorizados y era habitual encontrar mujeres viudas o huérfanas sin hogar). Asimismo, era muy común recibir mujeres que vestían de forma poco decente para la época, que causaran escándalo público, “rebeldes”, las más liberadas sexualmente o aquellas que se quedaban embarazadas y eran repudiadas por las familias.
Imagen Patronato de Proteción a la Mujer
Las que más sufrían estas duras condiciones y final en reformatorios eran las chicas huérfanas de ámbito rural, las expulsadas de sus casas por su conducta y que acudían a las ciudades o las que eran denunciadas por su comportamiento impúdico en entornos muy pequeños y más retrógrados. Factores para ser detenidas sin juicio e internadas que hoy en día parecen impensables, pero que fueron reales y frustraron trayectorias vitales femeninas, a menudo ligadas con la adopción o robo de bebés. Estas chicas entraban en un proceso por el cual eran clasificadas en el COC (Centro de Observación y Clasificación) como “completas” e “incompletas” atendiendo a su virginidad en reconocimientos ginecológicos impersonales y carentes de humanidad; según su experiencia sexual previa eran derivadas como castigo a conventos con más o menos rudeza desde los 16 hasta los 21 años, prorrogable hasta los 25.
Ligado a esta película se encuentra el interesante documental El Patronato (Teresa Martín, Rosa Alcántara, 2019) de RTVE, donde observamos la demolición en 1991 del enorme edificio del Reformatorio de las Monjas Adoratrices en Madrid. El mismo que vemos en la actualidad en este trabajo de las tres directoras en varios planos aéreos donde adquiere un significado con un gran peso sobre la memoria.
Solar actual de las Religiosas Adoratrices. Madrid.

Solar actual de las Religiosas Adoratrices. Madrid.

En el corto, lo que antes era un espacio de enclaustramiento forzado donde se otoñaban chicas hacinadas que asistían incrédulas a una represión a la que no encontraban explicación, ahora se presenta como un solar público desangelado entre obras a pesar de tener algo de verdor. Con las tripas de la castración femenina asomando en forma de forjado de los cimientos, con unos puntales que sostienen los muros de una arquitectura silenciosa legitimada por fuera, pero con los gritos de impotencia enmudecidos por castigos dentro, subordinación y asistencia a misa cada mañana. Imágenes que aún conservan la huella de lo que allí ocurrió y que me han llevado a Contracampos (2022) de Ramón LLuis Bande, en el que esos paisajes a orillas del mar Cantábrico hoy hermosos, albergaron un campo de concentración de republicanos después de la Guerra Civil. Imágenes del solar carentes de significado hoy en día, vacuas de sufrimiento, que son resignificadas por estas directoras con lo que se intuye en fuera de campo y lo escuchado del pretérito; donde el ruido urbano cotidiano, los gritos de alegría de niños de un colegio próximo y el paso del tiempo lo ocultan sin querer. Formas visuales que mutan de sentido al superponer pasado y presente con los edificios antiguos sobre el estado actual de los mismos tal como vemos en varios ejemplos del “reciclaje” en Institutos de secundaria, centros psiquiátricos, colegios o en proceso de demolición. Una nueva vida en la transición a la democracia y en la actualidad para esos escenarios muchas veces del horror, siempre de la coacción, el castigo, el encierro, que se han mantenido impunes y no juzgados. La ley de Memoria democrática no contempla a estas internas como víctimas de la dictadura; ni estas órdenes religiosas han sido condenadas, ni se ha reparado a estas miles de mujeres agraviadas durante más de cuarenta años. Por ello son necesarias estas iniciativas en el cine unidas a otras de mujeres que lo vivieron en primera persona como Consuelo García del Cid y las investigadoras que continuaron con esa denuncia.

Superposición de imágenes del convento de las Religiosas adoratrices. Pasado y presente.

Mariona está tranquila en esa entrevista con su hija tras unos grandes ventanales, mientras nos muestran en pantalla fotocomposiciones muy acertadas de ella en blanco y negro de jovencita  sobre su hogar para completar su etapa cercenada y vídeos caseros familiares posteriores. No se atisba rencor hacia los padres que la denunciaron tras su huida a raíz de sentirse desubicada ideológicamente en una generación que despertaba en Francia en el contexto de mayo del 68 y que la llevaron en el bachillerato a protestas contra el régimen viendo cómo se llevaban a una amiga detenida. No soportaba el ambiente anquilosado y de privación de libertad marchándose a buscarla en Menorca sólo durante una semana, pues la Guardia Civil la detuvo pronto truncando una incipiente rebeldía antisistema llevándola a Madrid interna durante unos años. Le siguió una pérdida importante de peso debido a la angustia del encarcelamiento que la llevó a un centro psiquiátrico donde fue sometida a electroshock, tratamientos con insulina que le hacían entrar en coma y perder la memoria, junto con sedantes. A estas declaraciones las directoras les ponen de fondo una agenda del año 1971 en la que el paso del tiempo es subrayado en cada día que transcurre y cada anotación real de Mariona de su progreso, tratamientos y añoranzas. El epílogo del corto cartografía sobre fondo negro los nombres de los numerosos centros de internamiento religiosos del pasado y su utilización ahora. Observamos que han pasado a ser centros de servicios sociales, centros educativos paradójicamente, hoteles, centros de salud mental, universidades privadas, residencias de personas mayores, rehabilitación de drogodependencias y el que más me ha llamado la atención: el del Hogar nuestra Señora del Alcázar en Baeza de las Terciarias Capuchinas –uno de los más severos del país– que ahora es un Centro cultural feminista.
Mariona y su hija, una de las directoras de Els Buits.

Mariona y su hija, una de las directoras de Els Buits.

También la película enfatiza visualmente y simboliza la represión ejercida por el régimen en el inicio con esas ramas desenfocadas que se pueden ver por una rendija de un muro o a través de esos artículos en primer término del BOE de 1952 donde se explica qué es el Patronato de protección a la Mujer y a qué tipo de mujeres va dirigido. Existe además un juego visual estupendo con las frases en esa agenda de Mariona Roca de ese 1971 del tardofranquismo donde se alternan palabras e ideas en plano detalle hasta llegar y detenerse en silencio en la palabra “memoria”. Importante compensar esos vacíos vitales e invisibles de esas jóvenes. Importante no olvidar la historia de Mariona como la de muchas otras que ya no pueden contarlo. Esas mujeres consideradas “caídas” por el franquismo de no se sabe dónde y hacia dónde.
Foto de Mariona de joven superpuesta sobre su casa. Els Buits.

Foto de Mariona de joven superpuesta sobre su casa. Els Buits.

 

Ley de 20 de diciembre de 1952 sobre organización y funciones del Patronato de Protección a la Mujer. Publicado en BOE núm. 357, de 22 de diciembre de 1952, páginas 6271 a 6275 (5 págs.). Els Buits

Ley de 20 de diciembre de 1952 sobre organización y funciones del Patronato de Protección a la Mujer. Publicado en BOE núm. 357, de 22 de diciembre de 1952, páginas 6271 a 6275 (5 págs.)

 

Programa de la MIFDB y la película Els Buits.

Enlace relacionado con la MIFDB sobre Sara Gómez.

Estrella Millán Sanjuán.

estrellamillansanjuan.es

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