LA PANTALLA DIVIDIDA EN EL CINE MUDO
El cine (el último arte en surgir, el más joven) comenzó una carrera muy rápida desde sus albores. Ese protocine sencillo, más bien teatro filmado, fue enriqueciéndose de forma vertiginosa mediante uso y exploración continua de posibilidades expresivas a través de la imagen. Una carrera demasiado veloz quizás, que parece haberse agotado desde hace mucho tiempo, por lo que se vuelve continuamente la vista atrás como medio de regeneración e inspiración. Sí, para ello está el cine mudo; para recordarnos pacientemente que se investigó lo indecible por atraer, sugerir, mostrar con técnicas y recursos narrativos su grandeza para resultar imperecedero.
Que si algo tiene es la capacidad de espera a ser descubierto, de eternidad. Si se demuestra interés por la etapa silente, tenemos que mostrar el respeto que merece en cada hallazgo, en cada forma visual que nos impacta y que parece más moderna hace cien años que ahora. Valorar que esos directores que han pasado casi al olvido demostraron una creatividad desbordada con la tecnología del momento, pues el cine iba creciendo a la par que los inventos que lo iban ensalzando.
«Indiscreet» (1958), de Stanley Donen.
Y un recurso tan habitual como la PANTALLA DIVIDIDA en los 60-70 en la etapa moderna, ya tuvo su utilización muchas décadas antes, casi tan antigua como el cinematógrafo en sí. Existen directores a los que se les asocia a este recurso por su abuso y, aunque decayó, sí encontramos en el cine contemporáneo de autor películas en que parece resurgir.
La pantalla dividida suple los recursos inherentes a la literatura como historias que van alternando acontecimientos o que se encuentran desglosados. De esta forma, existe la posibilidad visual de representar acciones o escenas de forma simultánea en pantalla, hecho imposible para la literatura a la que lleva ventaja en ese aspecto.
Este recurso también permite expresar sentimientos del personaje, recuerdos, anhelos, traumas… así como promover en el espectador una impresión, suspense, por la tensión que generan entre sí. Tramas al mismo nivel, yuxtapuestas, que nos atrapan, aunque también pueden aturdir si se abusa de ellas.
«The Boston Strangler» (1968), de Richard Fleischer.
Escenas tan conocidas como la de «Indiscreet» (1958), de Stanley Donen o «The Boston Strangler» (1968), de Richard Fleischer tuvieron sus predecesoras en el cine mudo. En esa exposición múltiple de objetos de George Méliès, que podría ser precursora de la pantalla dividida, en esa Polivisión soberbia de Abel Gance, (con su «Napoléon», de lo más grande, expresivo de la historia del cine con su megalómana triple pantalla), en los gags de alguna película del gran Buster Keaton, en el suspense de Lois Weber…
A continuación, pongo ejemplos de las películas que he detectado con ese recurso desde hace tiempo y que iré completando conforme me vaya encontrando más indagando en esta etapa. Divisiones de distintas formas: en triángulo, círculos, a modo de pantalla de cine, en tres divisiones verticales, en cuatro partes, en nueve, en sobreimpresión, en un cuadrado aislado. Distintas formas visuales que denotan la originalidad, creatividad y búsqueda de expresión diferente.
(Cada película tiene su enlace para ver la sinopsis).
CORTINA D’AMPEZZO (Década 1910). Autor desconocido, Cineteca Milano.
D. W. Griffith.
THE AVENGING CONSCIENCE (1914).
D. W. Griffith.
VIAJE A MARTE (1918).

NAPOLÉON (1927).
NAPOLÉON (1927).